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Página 52 - Libro de Lengua y Literatura de Primero de Bachillerato

Comunicación oral y escrita

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Contenido Página 52 - Libro de Lengua y Literatura de Primero de Bachillerato

Discurso del personaje de Cantinflas en la película Su Excelencia, de 1967

Me ha tocado en suerte ser último orador, cosa que me alegra mucho porque, como quien dice, así me los agarro cansados. Sin embargo, sé que a pesar de la insignificancia de mi país, que no tiene poderío militar, ni político, ni económico, ni mucho menos atómico, todos ustedes esperan con interés mis palabras, ya que de mi voto depende el triunfo de los Verdes o de los Colorados.

Señores representantes: estamos pasando un momento crucial en que la Humanidad se enfrenta a la misma Humanidad. Estamos viviendo un momento histórico en que el hombre, científica e intelectualmente, es un gigante, pero moralmente es un pigmeo. La opinión mundial está tan profundamente dividida en dos bandos aparentemente irreconciliables que, dado el singular caso, queda en solo un voto. El voto de un país débil y pequeño puede hacer que la balanza se cargue de un lado o se cargue de otro lado. Estamos, como quien dice, ante una gran báscula: con un platillo ocupado por los Verdes y con otro platillo ocupado por los Colorados. Y ahora llego yo, que soy de peso plum, como quien dice, y según donde yo me coloque, de ese lado seguirá la balanza. ¡Háganme el favor! ¿No creen ustedes que es mucha responsabilidad para un solo ciudadano? No considero justo que la mitad de la Humanidad, sea la que fuere, quede condenada a vivir bajo un régimen político y económico que no es de su agrado, solamente porque un frívolo embajador haya votado, o lo hayan hecho votar, en un sentido o en otro.

El que les habla, su amigo... yo… no votaré por ninguno de los dos bandos (voces de protesta). Y yo no votaré por ninguno de los dos bandos debido a tres razones: primera, porque repito que no sería justo que el solo voto de un representante, que a lo mejor está enfermo del hígado, decidiera el destino de cien naciones; segunda, estoy convencido de que los procedimientos, repito, procedimientos de los Colorados son desastrosos (voces de protesta de parte de los Colorados) y tercero... porque los procedimientos de los Verdes me parecen peores que bondadoso de algunas (sonora protesta los Verdes). Y si no se callan ya yo no sigo, y se van a quedar con la sensación de sabor que tenía que decirles.

Insisto que hablo de procedimientos y no de ideas ni de doctrinas. Para mí todas las ideas son respetables, aunque sean "ideítas" o "ideotas", aunque no esté de acuerdo con ellas. Lo que piense ese señor, o ese otro señor, o ese señor, o ese de allá de bigote que no piensa nada porque ya se nos durmió, eso no impide que todos nosotros seamos muy buenos amigos. Todos creemos que nuestra manera de ser, nuestra manera de vivir, nuestra manera de pensar y hasta nuestro modito de andar son los mejores; y el chaleco se lo tratamos de imponérselo a los demás y si no lo aceptan decimos que son unos tales y unos cuales, y al ratito andamos a la greña. ¿Ustedes creen que eso está bien? Tan fácil que sería la existencia si tan solo respetásemos el modo de vivir de cada quien. Hace cien años ya lo dijo una de las figuras más humildes pero más grandes de nuestro continente: “El respeto al derecho ajeno es la paz” (aplausos). Así me gusta... que alguien reconozca la sinceridad de mis palabras.

Yo estoy de acuerdo con todo lo que dijo el representante de Salchichonia (alusión a Alemania): que es un señor, que para habilitar los andamios es mejor doblar que derribar la barda que nos separa, la barda de la incomprensión, la barda de la mutua desconfianza, la barda del odio. El que lo logra, amigos, él puede estar muy orgulloso de su barda (risas). Pero no la barda de los celos; ¡no!, nunca; el día que pensáramos igual y soñáramos igual y deseáramos igual, se nos acabaría de donde agarrarnos, muchachos.

Este es el grave error de los Colorados, el querer imponer por la fuerza sus ideas y su sistema político y económico, al igual que los Verdes: predican lo que no practican: ¡existen las libertades, pero eso sí, si no estás de acuerdo! ¡Defended los Derechos del Proletariado, pero sus propios obreros no disfrutan de esa libertad! No hay libre derecho ni defensa de la huelga.