Libros Ministerio EcuadorLibros Ministerio Ecuador

Página 94 - Libro de Lengua y Literatura 1 de Décimo Grado

Otras formas mayores del género dramático

Cargando Página 94 - Libro de Lengua y Literatura 1...

Contenido Página 94 - Libro de Lengua y Literatura 1 de Décimo Grado

Natacha: ¿Eso era todo?

Lalo: Espere, no se levante... ¡Natacha!...

Natacha: ¿Le ocurre algo, Lalo?

Lalo: Es que... ¡No sé qué rodeo buscar para decirle a usted que la quiero con toda mi alma! (Respira.) Ya está.

Natacha: (Le mira fijamente. Sonríe.) Lo esperaba.

Lalo: ¿Sí?

Natacha: De usted puede esperarse siempre cualquier disparate.

Lalo: Yo le juro a usted... (...)

Natacha: Enhorabuena; con muy poco más sería usted un salvaje perfecto. (Se levanta.) ¿Y quiere que nos dejemos ya de ingeniosidades? Hablemos lealmente. Usted no siente por mí el amor que se imagina. Yo por usted, tampoco; la verdad, ante todo. De quien está usted verdaderamente enamorado es de sí mismo. Pero se equivoca mucho si piensa que le desprecio. Usted podría ser una fuerza desorientada; pero es una fuerza. ¿Por qué no le busca un cauce social a esa alegría, a esa fe en la vida que le desborda siempre? ¿Podría hacer tanto bien! Usted sería un magnífico profesor de optimismo.

Lalo: (Ante una revelación.) ¿Profesor de optimismo? ¡Gran idea! Pero ¿cómo no se me había ocurrido a mí eso?

Natacha: Renuncie usted a su carrera. ¿Qué ganaría el mundo con tener un mal médico más? Aprenda en cambio, si todavía no sabe, a tocar la guitarra, a contar cuantos y sueños. Vaya a buscar a los pobres, a los enfermos, a los trabajadores que se nos mueren de tristeza en las eras de Castilla. Y repártase entre ellos generosamente. Lléveles esa alegría, enséñeles a reír, a cantar contra el viento y contra el sol. Y entonces sí, entonces será usted el mejor de mis amigos. (Echándole la mano.) ¡Con toda el alma! Adiós, Lalo. (Sale.)

ESCENA XV

Natacha y los estudiantes

Natacha: ¡Ahora sí que puedo brindar y reír con vosotros! Al fin voy a trabajar, a ser útil. Pero no me abandonéis. Ahora, más que nunca, necesito esa alegría vuestra. Hay toda una juventud, enferma y triste, a la que nosotros podemos redimir: ¡Arriba ese corazón! Lalo, maestro de alegría. Vivir es trabajar para el mundo. ¿Qué importa lo que queda atrás? ¡La vida empieza todos los días!

Lalo: (Contagiado de su entusiasmo.) ¡Sí, Natacha! ¡Vivir! ¿Quién dijo ideas negras? Brindemos, amigos: a trabajar, a ser útiles al mundo. (Levanta su copa.) ¡Mañana mismo me matriculo en Filosofía y Letras!

TELÓN

[Ilustración: dibujo de un puño alzado y perfil de una figura hablando]