Libros Ministerio EcuadorLibros Ministerio Ecuador

Página 83 - Libro de Lengua y Literatura 2 de Octavo Grado

Los personajes

Cargando Página 83 - Libro de Lengua y Literatura 2...

Resolución Página 83 - Libro de Lengua y Literatura 2 de Octavo Grado

Pregunta Página 83
Leo el título de este relato policial y formulo hipótesis sobre el tema: ¿Se tratará de un vampiro real o imaginario? ¿Es posible que haya una explicación lógica a un misterio relacionado con un vampiro?

Datos para la resolución:

Para elaborar hipótesis efectivas:

  • Define primero qué entiendes por “vampiro” y sus características.
  • Piensa en posibles causas naturales o humanas para los fenómenos descritos.
  • Formula al menos dos hipótesis contrarias (una realista y otra fantástica) y susténtalas con razones.

Explicación

Análisis del problema: Se pide plantear posibles explicaciones o suposiciones acerca del tema que anuncia el título “La aventura del vampiro de Sussex”. Debes considerar si el vampiro podría existir realmente o si es producto de la imaginación, y evaluar si existe una causa lógica detrás de lo que parece un fenómeno sobrenatural.

Resolución paso a paso:

  1. Identificación de la palabra clave “vampiro” y su asociación a lo fantástico.
  2. Distinción de dos enfoques:
    • Realista: buscar causas humanas o científicas (enfermedades, engaños, comportamientos violentos).
    • Fantástico: admitir la existencia de lo sobrenatural.
  3. Formulación de hipótesis:
    • Hipótesis 1 (real): El supuesto vampiro es en realidad un criminal que imita leyendas para infundir miedo y encubrir sus delitos.
    • Hipótesis 2 (imaginario): Se trata de una historia de superstición local que exagera sucesos naturales como mordeduras de animales o enfermedades que causan palidez.

Conclusión: Se puede suponer que habrá una explicación lógica —por ejemplo, un engaño o un malentendido científico—, aunque el relato juegue con la idea del vampiro para mantener el suspenso.

Contenido Página 83 - Libro de Lengua y Literatura 2 de Octavo Grado

19. Leo el título de este relato policial y formulo hipótesis sobre el tema:

¿Se tratará de un vampiro real o imaginario? ¿Es posible que haya una explicación lógica a un misterio relacionado con un vampiro?

20. Leo este texto.

La aventura del vampiro de Sussex

Por Arthur Conan Doyle

(Primera parte)

Holmes acabó de leer cuidadosamente una nota que le había llegado en el correo. Luego, con una risita contenida, me la tendió.

—Como ejemplo de mezcla de lo moderno y lo medieval, de lo práctico y lo demencialmente fantástico, creo que este debe ser indudablemente el límite —dijo—. ¿Qué le parece, Watson?

Era una carta en la que se pedía atender al señor Robert Ferguson con relación a un tema de vampiros.

—¿Qué sabemos de vampiros, Watson? ¿Entra eso en nuestra esfera de actividades? Extienda el brazo, Watson, y veamos qué nos cuenta la V.

Me eché hacia atrás y tomé el enorme fichero al que Holmes había aludido. Su mirada fue pasando por el registro donde los viejos casos se mezclaban con la información acumulada a lo largo de su vida.

—¡Vaya, vaya! Escuche esto, Watson: Vampirismo en Hungría. Y también: Vampiros en Transilvania.

Recorrí impacientemente las páginas con la mirada, pero al cabo de una breve lectura dejé a un lado el enorme registro con un gruñido de decepción.

—¡Basura, Watson! ¡Basura! ¿Qué tenemos nosotros que ver con cadáveres andantes que solo se quedan en sus tumbas si se les clava una estaca en el corazón? Es pura chifladura.

—Pero, indudablemente —dije yo—, el vampiro no es necesariamente un muerto. Una persona viva podría tener la costumbre. He leído algo, por ejemplo, de viejos que chupaban la sangre de jóvenes para apoderarse de su juventud.

—Tiene usted razón, Watson. En una de esas referencias se menciona esta leyenda. Me temo que no podemos tomarnos al señor Robert Ferguson demasiado en serio. Quizá esta nota sea suya, y pueda arrojar alguna luz sobre lo que le preocupa.

Tomó una segunda carta que había sobre la mesa. Empezó a leerla con una sonrisa divertida en el rostro, pero esa expresión fue mudando en otra de intenso interés y concentración. Cuando terminó, permaneció algún rato perdido en meditaciones, jugueteando con la carta entre los dedos. Finalmente, se despertó sobresaltado de su ensueño.

—La carta es, tal como esperaba, de Robert Ferguson.

Me tendió la carta. En ella pedía a Holmes intervenir en un caso sumamente delicado de un amigo, en cuyo nombre decía que actuaba Ferguson. Tal caballero se había casado con una mujer peruana, pero entre ellos existían dife-

[Ilustración: Holmes y Watson conversando junto a una chimenea]