Página 67 - Libro de Lengua y Literatura de Tercero de Bachillerato

Pista para resolverlo por tu cuenta

• Revisa qué palabra modifica realmente cada complemento. Pregúntate: «¿Qué es de lana: el gorro o el niño?».
• Recuerda que la anfibología surge cuando el orden de los elementos gramaticales provoca doble sentido.
• Una estrategia sencilla es mover el modificador junto al sustantivo que describe. Observa la diferencia entre:
  • Libro para niño de aventuras
  • Libro de aventuras para niño
• Apóyate en el principio de economía y claridad del lenguaje: la oración debe transmitir un solo significado posible.

Análisis del problema

En las viñetas se aprecia a un docente que escribe en el pizarrón la frase: «Se vende gorro para niño de lana». A simple vista, la oración parece correcta, pero contiene una estructura que genera anfibología (ambigüedad) y, por tanto, constituye una desviación del discurso.

Resolución paso a paso

1. Identificación de la ambigüedad: El sintagma preposicional «de lana» puede modificar a «gorro» o a «niño».
   • Interpretación 1: «gorro (de lana) para niño».
   • Interpretación 2: «gorro para (niño de lana)» —absurda, pues sugiere que el niño es de lana.
2. Causa de la desviación: El orden lineal de los modificadores no deja claro el elemento al que se refieren; esto provoca anfibología, una falla de cohesión sintáctica (solecismo por mala ubicación del complemento).
3. Corrección propuesta: Reubicar el modificador «de lana» junto al sustantivo que califica.
   $$\text{Se vende gorro de lana para niño.}$$
4. Fundamento lingüístico: La norma sintáctica en español recomienda colocar el modificador inmediato junto al núcleo para evitar ambigüedad. Cuando existen varios complementos, se debe optar por el orden que otorgue mayor claridad semántica.

Conclusión / Respuesta final

La desviación del discurso presente es la anfibología (ambigüedad sintáctica) ocasionada por la posición del complemento «de lana». Se corrige colocando dicho complemento pegado al sustantivo «gorro»: «Se vende gorro de lana para niño». Con ello se elimina la interpretación absurda de «niño de lana» y se cumple el principio de precisión comunicativa.