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Página 145 - Libro de Lengua y Literatura 1 de Décimo Grado

El cuento

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Contenido Página 145 - Libro de Lengua y Literatura 1 de Décimo Grado

da, antes de acometer sobre el plato. Pero ahora parecía que deseaba estar un poco más cerca de ella, como que sus grandes ojos azules querían expresarle algo, contarle algo inesperado que no alcanzaba a comprender. Como estaba atrasada la hizo a un lado, cerró atentamente la puerta del departamento, aseguró con doble llave la chapa y se fue al trabajo.

A las tres de la tarde sintió una opresión en el pecho y creyó que le iba a dar un ataque al corazón. Pero el dolor del corazón se lo siente en el brazo izquierdo, la tranquilizó su amiga María en la oficina. Más tarde, cuando fue a beber un poco de agua, tuvo ganas de vomitar. A las cuatro y media, la médica del trabajo le recetó unas pastillas para el estrés y la envió a la casa. A medida que se iba acercando, una nube negra, un dolor en la boca del estómago, un frío inusitado en las palmas de la mano, la atormentaron. El pecho, las sienes, le martillaban mientras se acercaba, como si resucitaran las antiguas jaquecas. Se extrañó de no escuchar el leve maullido con que la gata la recibía cuando escuchaba el giro de la llave sobre la puerta. La empezó a llamar con los gemidos y cariños con que solían comunicarse; a buscar debajo de la cama, atrás del refrigerador, en medio de los libros; por último, se le ocurrió mirar hacia el balcón. Al lado de un cactus vela, exactamente en el ángulo en que el sol caía, su gata yacía larga y estirada como un objeto inerte, con la rigidez seca de una flor disecada, mirándola con sus grandes ojos vidriosos y azules, mientras en su hocico aún quedaban restos de un vómito verde y oscuro. No supo qué hacer, creyó enloquecer, los ojos de su gata parecían implorarle que la salvara de la muerte, parecían no comprender el abismo que se abría entre el hoy y el mañana.

No fue a trabajar el día siguiente, ni después, ni el otro. Cuando su amiga María la visitó porque había faltado al trabajo más de una semana y no respondía al teléfono, no la encontró a ella, sino a otra, a una vieja de cabellos secos y quebradizos, ojeras profundas, piel arrugada y marchita que le informó con voz inaudible que hacía una semana habían envenenado a su gata y que la estaba velando.

Tomado de Latitud Cero Doce narradores ecuatorianos en http://www.cubaliteraria.com/img/libros/1718764.pdf

Aminta Buenaño Rugel

[Ilustración: Fotografía de Aminta Buenaño Rugel con un libro]

Nació en la ciudad de Guayaquil. Es escritora, docente universitaria, política, diplomática, editorialista, comunicadora social y periodista ecuatoriana. Su obra más conocida es Mujeres divinas (2006).