Página 155 - Libro de Lengua y Literatura 1 de Décimo Grado
Los textos expositivos
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Todos los roles masculinos asociados al machismo tienen su contraparte femenina. Por ejemplo, la mujer insegura de sí misma, que depende para todo del marido, que duda de sí misma, que busca la atención y aprobación en todo, del marido, el padre, el hermano, el jefe, etc., siempre les tiene miedo y acepta sin chistar las reglas del juego que ellos imponen “para no buscarse problemas”.
Aquí nos surgen varias preguntas: ¿Por qué tantos hombres cultivan el machismo como modelo de masculinidad? ¿La conducta machista es innata o es aprendida? ¿El machismo, ¿es una actitud y/o conducta exclusiva de los varones o también lo encontramos en las mujeres?
Desde los estudios de género, de sociología, antropología, historia, etnografía, se llega a la conclusión de que el machismo no es innato, es aprendido; como es una conducta aprendida, también las mujeres la aprendemos, y la reproducimos. Pero dado que no es innato sino aprendido, se puede desaprender y aprender otras maneras de ser hombre.
El machismo que muchos jóvenes demuestran en la actualidad, es el mismo que compartieron sus ancestros: padres, abuelos, bisabuelos, etc., y consiste en la necesidad de dominar a las mujeres para demostrar su masculinidad (Castañeda: 2002).
En una sociedad machista se sobrevaloran los valores masculinos por encima de los femeninos. Además, en ella prevalecen ideas como: el hombre de verdad es varón emprendedor que rechaza toda debilidad humana, debe demostrar constantemente que no tiene nada de femenino y que está muy por encima de las preocupaciones y actividades “típicas femeninas”; la única mujer genuina es la madre dedicada a sus hijos, su esencia es ser pasiva, sumisa, hogareña, etc.
Esta visión esencialista de los sexos que supone a los hombres duros e implacables y a las mujeres sensibles e irracionales nos condena a desempeñar papeles opuestos y estereotipados (Castañeda: 2002).
Dividir el mundo y los quehaceres en espacios femeninos y/o masculinos nos empobrece a hombres y mujeres por igual.
Algunas formas (trampas) del machismo
La descalificación es una maniobra de poder y es al mismo tiempo un arma poderosa del machismo.
Una manera de descalificar a las mujeres es tratarlas como si fueran invisibles; solo existen para facilitar y amenizar el intercambio entre los varones.
Otra forma de descalificación es tratar a la mujer como sirvienta, llamarlas para que traiga el café o busque cualquier cosa a cualquier hora del día o de la noche.
Y otra más es tratar a las mujeres como eternas menores de edad, como incapaces de tomar decisiones, de salir solas, de emprender cualquier cosa.
A manera de conclusión
Espero que haya quedado claro el planteamiento que acabo de exponer: el feminismo es un movimiento social, no es odiar a los hombres, ni ser lesbiana, o ser mala madre y/o esposa, y entregarse al libertinaje sexual. Que el machismo es una actitud, es desempeñar un rol aprendido y que por lo tanto no se correlacionan uno con el otro. “El machismo no necesita de hombres y mujeres como tales: solo necesita de sus roles. Lo único que requiere es una relación basada en la desigualdad” (Castañeda: 2002).
Bibliografía
- Castañeda, M. (2002). El machismo invisible. México: Grijalbo.
- Montero, R. (2003). La loca de la casa. México: Alfaguara.
- Zschirnt, C. (2004). Libros. Todo lo que hay que leer. México: Taurus.
Fuente: http://www.iberopuebla.mx/tmp/cviolencia/genero/consulta/feminismomachismo.pdf
Glosario
descalificar. Desautorizar, invalidar.