Página 28 - Libro de Lengua y Literatura 1 de Décimo Grado
El teatro griego, la cuna del teatro occidental
Contenido Página 28 - Libro de Lengua y Literatura 1 de Décimo Grado
PROMETEO
Doloroso es para mí hablar; pero el callar me es también doloroso. Que calle o que hable, solo hay para mí dolor. Desde el día en que el odio se alojó en el corazón de los dioses y la discordia se levantó entre ellos, unos querían derribar a Cronos de su trono para que mandase desde entonces Zeus; otros, por el contrario, luchaban para que Zeus no reinase nunca entre los dioses. Yo me adelanté entonces, e intenté con prudentes consejos persuadir a los Titanes. Con desprecio de la cautela y la maña que yo les proponía, creyeron en su insensata presunción que les bastaba con la fuerza para conseguir su propósito. Pero, mi madre Temis, o Gea, me había predicho lo que había de suceder: que la victoria no se conseguiría por la fuerza y la violencia, sino por la astucia. Me esforcé por todos los medios en persuadirla, pero no se dignaron ni siquiera a mirarme. Entonces ofrecí mis servicios a Zeus, que acogía gustoso a cuantos se le presentaban. Y si el profundo y negro abismo encierra hoy a Cronos y a sus aliados, es gracias a la ayuda que yo le presté.
Tal servicio rendí al tirano de los dioses y esta es la cruel recompensa que he recibido; que es, sin duda, achaque de la tiranía el desconfiar de los amigos. En cuanto al objeto de vuestra pregunta, al agravio que pueda tener conmigo para inferirme este ultraje, os lo diré. Apenas se había sentado en el trono paternal, repartió sin tardanza los honores entre los diversos dioses y empezó a ordenar las jerarquías en su imperio. Pero en ningún momento se le ocurrió pensar en los míseros mortales. Quería, por el contrario, aniquilarlos y crear una nueva raza. Solo yo me opuse a este proyecto; solo yo me atreví; yo liberté a los hombres y evité que se vieran precipitados y destruidos en el Hades. Por esta causa gimo hoy bajo el peso de tales tormentos. Por haberme compadecido de los mortales, me veo yo tratado sin compasión, sometido a un castigo implacable. ¡Espectáculo vergonzoso para Zeus!
[Ilustración: Prometeo encadenado soportando el ataque de un águila]EL CORO
De hierro o de roca tendría el corazón, oh Prometeo, aquel a quien no indignaran tus males. ¡Ojalá no hubiese contemplado yo tan triste espectáculo, pues su vista me conmueve hasta lo más profundo!
PROMETEO:Lastimoso espectáculo soy, en verdad, para mis amigos.
EL CORO:¿Y no llegaste aún más adelante en tus propósitos?
PROMETEO:Sí: liberé a los hombres de la obsesión de la muerte.
EL CORO:¿Qué remedio has descubierto, pues, para este mal?
PROMETEO:He hecho nacer entre ellos la ciega esperanza.
EL CORO:Poderoso consuelo diste en tal día a los mortales.
PROMETEO:Todavía les otorgué un don mayor: les hice el presente del fuego.