Página 216 - Libro de Lengua y Literatura 2 de Octavo Grado
Características de la crónica / Tipos de crónica
Resolución Página 216 - Libro de Lengua y Literatura 2 de Octavo Grado
Datos para la resolución:
Para responder, piensa primero en el significado de cada palabra del título. Pregúntate: ¿Qué tipo de "deuda" puede dejar un "héroe"? ¿Por qué la comunidad o la familia tendrían que saldarla? Imagina diferentes escenarios (guerra, rescate, acto de valor) y elige el que mejor explique el vínculo entre deuda y heroísmo.
Explicación
Se nos pide inferir el tema principal de una crónica a partir de su título. Una crónica es un relato que combina hechos reales con un estilo narrativo, y el término "deuda" sugiere una obligación o compromiso.
Desarrollo paso a paso:- Identificar palabras clave del título: deuda y héroe.
- Reflexionar sobre el significado de cada una: una deuda puede ser económica o moral; un héroe, alguien que realiza un acto sobresaliente.
- Relacionar ambas para proponer un posible argumento: la crónica podría narrar cómo un héroe, tras su acción destacada, deja una pendiente (económica, familiar o emocional) que otros deben satisfacer o reconocer.
La crónica podría relatar la historia de un joven soldado (héroe) que muere en combate y deja a sus padres una obligación —una deuda— que la comunidad o el mismo héroe en vida desea saldar, ya sea con un homenaje, un reconocimiento o un apoyo económico.
Contenido Página 216 - Libro de Lengua y Literatura 2 de Octavo Grado
21. Pienso y respondo
¿De qué puede tratar una crónica titulada La deuda de un héroe?
22. Leo este texto.
La deuda de un héroe
Eliécer Cárdenas
[Ilustración: Retrato de Carlos Geovanny Yuqui]
La población de El Triunfo tiene un héroe. El primer héroe de guerra de ese cantón nacido de los cruces de las vías costaneras, la producción bananera, la caña de azúcar y la emigración. Los padres del héroe llegaron al pueblo desde el interior del país, huyendo del hambre y de la falta de oportunidades para trabajar. Carlos Geovanny Yuqui nació y creció entre las privaciones comunes a su gente. Adolescente de ojos grandes y cuerpo delgado, decidió hacerse soldado después del servicio militar, como tantos jóvenes del pueblo. De cuando en cuando, es decir durante los escasos días francos, llegaba a la casita de sus padres, vestido de uniforme, y pasaba unas horas hablando de la vida del cuartel, jugando con los sobrinos.
Carlos Geovanny Yuqui fue trasladado a los destacamentos fronterizos orientales, y las primeras escaramuzas lo sorprendieron en lo que sería la línea de combate. Cayó acribillado entre los estruendos de aquel fuego invisible surgido de la remota, sombría espesura. Su cuerpo inerte fue rescatado, cubierto con una funda plástica de fúnebre color, llevado por sus compañeros hasta el helicóptero que transportaría aquel cuerpo joven, destrozado.
Los padres no lo querían creer cuando les informaron de la tragedia. Por qué él, precisamente él. Su hijo. Les dijeron que debían sentirse orgullosos, pues su hijo era un héroe. Un héroe de la Patria. Le lloraron los amigos, los conocidos de la familia. El Cabildo del cantón El Triunfo resolvió, como un justo homenaje al coterráneo caído en las selvas del Alto Cenepa, poner su nombre a una escuelita nocturna de la población y denominar también Carlos Geovanny Yuqui a un tramo de la Y de la vía que el Municipio se había propuesto ampliar, sin saber que finalmente llevaría el nombre de un joven soldado muerto en combate. También se erigirá un busto de Carlos, que será colocado en la avenida principal de El Triunfo, junto con una apropiada placa recordatoria.
El pueblo entero recibió, con los puños en alto, el féretro dentro del cual iban los restos del héroe. En el edificio de la Municipalidad se levantó la capilla ardiente, adonde iban todos para mirar aquel ataúd cubierto con el tricolor nacional, resguardado por inmóviles soldados con sus armas al hombro, vestidos con uniforme de combate. Muchos padres les decían a sus hijos que debían ser como él, como Carlos Geovanny Yuqui, sí, aquel flaquito que llegaba a la población con su uniforme militar y su maletita de soldado en asueto.
En unas sillas cercanas al féretro, los padres del joven héroe lloran inconsolables. Todos los abrazan, les piden resignación y orgullo. Su hijo es un héroe de la Patria. La madre deja caer en silencio sus lágrimas y comenta bajito: "¿Quién podrá ahora ayudarnos a pagar una deuda, una deuda de siete millones de sucres. Una deuda que tenemos. ¿Quién, quién?"
El soldado, el héroe Carlos Geovanny Yuqui, quien debía contribuir a saldar la deuda de sus padres, ya no está.
(Tomado de: Eliécer Cárdenas (1995). 14 crónicas en horizonte de guerra. Cuenca: Fondo de Cultura Ecuatoriana, pp. 61-65.)