Página 25 - Libro de Lengua y Literatura 2 de Octavo Grado
¿Qué es una novela de aventuras?
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La niña se revolvió para ponerse fuera de su alcance y encontró una ligera depresión en la oscura muralla a su izquierda. Recogió sus piernas, se aplastó como pudo y contuvo la respiración. La garra volvió a meterse lentamente en el pequeño orificio tapando casi por completo la escasa luz que penetraba en el nicho, pero esta vez no encontró nada. El león cavernario rugió y siguió rugiendo mientras iba y venía frente al orificio.
La niña pasó el día entero en su estrecha cueva, también la noche y la mayor parte del día siguiente. La pierna se le hinchó y la herida infectada era un dolor constante, además de que el reducido espacio de la cueva de paredes ásperas no le permitía volverse ni estirarse. Deliró de hambre y dolor la mayor parte del tiempo y soñó espantosas pesadillas y terremotos y garras agudas y un temor doloroso y solitario. Pero no fueron su herida ni el hambre ni siquiera su dolorosa insolación las que la sacaron finalmente de su refugio, fue la sed.
La niña miró temerosamente por el pequeño orificio. [...] La familia de leones se había marchado, la leona, preocupada por sus pequeños y molesta por el olor extraño de la criatura desconocida que tan cerca estaba de su cueva, decidió buscar otro cuarto para sus hijos.
La niña salió del agujero y se puso de pie. La cabeza le golpeteaba por dentro, y veía manchas bailando vertiginosamente frente a sus ojos. Oleadas de dolor la sumergían a cada paso, y sus heridas comenzaron a supurar un líquido verde-amarillo que chorreaba a lo largo de su pierna hinchada.
No estaba segura de poder llegar hasta el agua, pero su sed era irresistible. Cayó de rodillas y se arrastró los últimos pasos, gateando, después, se tendió boca abajo y bebió vorazmente grandes tragos de agua fría. Cuando calmó finalmente su sed, intentó incorporarse de nuevo, pero había llegado al límite de su resistencia. Con manchas pasando frente a sus ojos, la cabeza le dio vueltas y todo se oscureció mientras se desplomaba sobre el suelo.
Un ave de rapiña que hacía círculos perezosos allá arriba, espió a la forma inmóvil y fue descendiendo para verla más de cerca.
[Ilustración: niña herida junto al río observada por un ave de rapiña]